El Callejón de las Brujas
Es un lugar lleno de leyendas y de historia de nuestra amada Bogotá, es un sitio reconocido y visitado por extranjeros, es reconocido por su Bohemio ambiente, pero lastimosamente ha sido poco respetado por sus anfitriones, los Bogotanos; ha sido utilizado por los jóvenes para beber y divertirse y muchas veces termina en tragedia, por lo tanto la Policía Nacional ha querido recuperar su valor cultural estableciendo puntos turísticos de control y aumentado la seguridad por cuadrantes. En el punto turístico hay un policía encargado de informar a extranjeros y culturizar mas a bogotanos interesados en su historia.

Pero con la reconstrucción de la plazoleta se volvió a levantar la casa, ya no es colonial, no tiene la hermosa arquitectura de la época, pero está cargada de historias y de fantasmas que en las noches rondan el café. Doña Margarita de Emeriño compró la casa no tanto por el valor comercial, sino por amor al centro histórico. Esta mujer levantó la vivienda tratando de hacerla similar a la original. Hace 16 años es un café, sin condes, sin Cruz Roja; ahora tiene una greca, con unas mesas y unas sillas que sirven de lugar de encuentro de ideas, de amores, de desamores, de preocupaciones y de historias que día a día pasan por este lugar.
Una dama hermosa que vivía en una casa grande propia de la época, solía acariciar un enorme gato gris, ella era doña María Mercedes Aragón quien vivía con su esposo José Francisco Aragón. Esta hermosa mujer se enamoró de un cantor que la admiraba todas las tardes de la fría Bogotá de la época y le recitaba canciones. La dama escapó con el cantor abandonado a su marido y convirtiéndose en leyenda unos años después. Nadie supo jamás de su paradero ni el de su amante. Esta es la historia de los antiguos dueños de la vivienda que da al callejón de la bruja en donde hoy se encuentra el restaurante y bar El Gato Gris, en donde las personas pueden disfrutar de deliciosas cenas, tragos, cócteles y buena música. Este es un sitio exclusivo para aquellos que tienen con que pagar un buen café. Extranjeros, artistas, maestros y uno que otro estudiante pudiente son los asiduos visitantes.
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